lunes, 12 de diciembre de 2016

Si Lapo Elkann no existiera, habría que inventarlo

Hay personajes que, si no existieran, habría que inventarlos. Lola Flores, Carmina Ordónez... o el propio Lapo Elkann. Gente excéntrica, absurda, imprevisible, inserte su adjetivo aquí. Algo tienen que llaman a las noticias, no lo pueden evitar, es superior a ellos, lo de pasar inadvertidos, como que no.

¿Y quién es Lapo Elkann? Famosísimo en Italia y en medio Europa, pero no aquí. Una lástima. Yo creo que deberíamos adoptarle a él y a todo su clan: los Agnelli. Es más, no sólo deberíamos adoptarles, también adaptarles al formato miniserie. Dan para más, dan para toda una telenovela, pero en el formato miniserie hay más presupuesto y si algo tienen los Agnelli es dinero para aburrir. Y un destino trágico. Por favor. No hay cosa que guste más a una cadena de televisión que esa mezcla. Vasile, ya estás tardando, haz "los Agnelli" ya.

Lapo es famoso desde la cuna por ser nieto del dueño de la Fiat, el multimillonario Gianni Agnelli. En toda familia bien tiene que haber un nieto tarambana, y ése es Lapo:

Lapo de rosa fucsia.

Excéntrico, carismático y juerguista. Él era la cara joven de la Fiat, se ocupaba de las relaciones públicas mientras su hermano mayor, serio y discreto, se encargaba de los números. Hasta ahí, todo correcto. Lapo salía con Martina Stella, una famosa actriz italiana y su vida era cara y llamativa como un anuncio de Versace. Hasta que una mujer llama, asustadísima, a un hospital de Turín y dice que "tiene a alguien muy importante en casa sufriendo una sobredosis". Ese alguien es Lapo. Y la voz no es la de Martina, sino la de Donato Broco, una transexual de 53 años más conocida como Patrizia. Patrizia se hace una ronda por los "Sálvames" italianos contando que Lapo es un cliente habitual, todo un caballero que la trata divinamente y que la noche de autos estaban con otras dos transexuales y que la sobredosis se produjo por mezclar heroína y cocaína. Martina Stella confiesa a los medios que había roto con Lapo hacía unos meses.

Tras varios días en coma en el hospital, Lapo despierta y desaparece unos meses que pasa encerrado en una clínica de desintoxicación, la misma donde estuvo Kate Moss. Se recupera de sus adicciones y poco a poco vuelve a ocupar su sitio como it boy extravagante, funda su propia línea de moda y se compromete con la aristócrata, it girl, amiga de la realeza monegasca y guapísima Bianca Brandolini d'Adda. Así se gana su vuelta al Hola "después de varios años de juergas, descontrol y romances fugaces que le valieron el apodo de 'oveja descarriada' de los Agnelli", porque las palabras "cocaína", "heroína", "transexuales" y "prostitución" no existen en el Hola.

Lapo de rojo del que hace daño a la vista.

En una entrevista Lapo dice esto: "el destino, que es quien reparte las cartas de póker de la vida, me dio a mí una escalera de color. Pero no sé cómo jugar bien la mano, lo pierdo todo enseguida".

Y así es. No llega a casarse con Bianca y tras ella está con una colección de mujeres guapas, unas  modelos más jóvenes que él, otras mozas de familia bien... mi favorita de la ristra de novias de Lapo es Goga Ashkenazi. Millonaria de Kazajistán, celebró su 30 cumpleaños con un fiestorro en su mansión inglesa y dio la bienvenida a sus invitados con un vestido de cristales de Swarovski, mientras una muchacha se balanceaba desde un trapecio, y ella vertía vodka sobre esculturas de hielo de torsos desnudos. Después de saber esto, yo no voy a volver a celebrar una fiesta de cumpleaños en mi casa, con botellas de Brugal, coca cola y guacamole.

El noviazgo de Goga y Lapo hubiera dado para un reality, porque Goga suelta por esa boca grandes verdades de la vida como ésta: "No puedo casarme con alguien que sea mucho más pobre que yo, y eso elimina a muchos candidatos. Los hombres nunca te perdonan tus éxitos, a menos que sean menores que los suyos. Además, debe de ser mayor de 40, porque más jóvenes son inmaduros, y menor de 50, que si no me aburro". Pero, oh sorpresa, la millonaria y el millonario rompieron y Lapo siguió enlazando bellezas. Hasta que llegamos a noviembre de 2016.

Lapo de azul, de verde, de un color que no sé cómo llamar, de celeste, de naranja y de turquesa.

Los Agnelli-Elkann reciben la llamada de Lapo diciendo que está secuestrado y que deben pagar 10.000 dólares. Como en todas esas películas que todos hemos visto, la familia organiza junto a la policía la entrega de dinero. Pero antes de saber cómo continúa esta historia pensemos durante un instante: ¿10.000 dólares?, ¿secuestras al heredero de la Fiat y pides calderilla?

Lo que verdaderamente había pasado es que Lapo, tras unos días de juerga, drogas, acompañado de (sí, lo habéis adivinado) una prostituta transexual, se queda sin un céntimo y, puesto hasta las orejas y con las neuronas funcionando a medio gas, pergeña este plan tan absurdo que acaba por llevarlo a la cárcel detenido por falsa denuncia.

¿Cuál será la próxima andanza de Lapo?, ¿puede haber mejor celebración de cumpleaños que la de Goga Ashkenazi?, ¿dónde está Kazajistán?, ¿qué otro personaje, aparte de Lapo, creéis que de no existir habría que inventarlo? Contadme...