lunes, 28 de septiembre de 2015

Malos de película IV: Jacques Vergès

¿Sois de esos que catan a la gente en cuanto la ven?

Comprobémoslo y decidme, ¿quién creéis que es este buen hombre? (y no me hagáis trampa, no miréis los párrafos de abajo para averiguarlo, ni googleéis "Jacques Vergès").


A. El medio hermano de Isabel Preysler, que ella nunca saca en el "Hola" porque no se ha operado y si sale en la foto al lado de ella se hace evidente su auténtica edad.
B. El abogado de un buen montón de terroristas y algún que otro ex nazi.
C. El presidente de Puros Habanos S.A.

El anciano con cara de chiste de la foto es Jacques Vergès. Como todos los lectores de este blog somos gente jovencísima (y de incontestable belleza) no nos suena mucho su nombre. Pero fue una celebridad durante el siglo XX. Ríete tú de Perry Mason, de Alicia Florrick y de Rodríguez Menéndez. Jacques Vergès era el abogado definitivo.

De padre francés y madre vietnamita, Jacques pasa su infancia en las colonias francesas, en Tailandia y en la isla de Reunión, al ladito de Madagascar, muy lejos del país de las baguettes, las camisetas marineras y las cantantes que susurran. Jacques lucha junto a DeGaulle en la II Guerra Mundial y después estudia derecho, época en la que conoce al que será, durante toda su vida, un buen amigo, un tal Pol Pot. Jacques se gradúa, lleva sólo año y medio ejerciendo cuando le llaman para ser el abogado defensor de Djamila Bouhired.

¿Y quién es Djamila? Situémonos. Argelia sigue siendo colonia francesa y hay movimientos cada vez más fuertes pidiendo la determinación de la metrópoli. Francia ha contestado a todo con mano dura, muy dura y los argelinos han empezado a organizarse en comandos terroristas. Uno de ellos pone una bomba en un café al que acuden los franceses de Argel. Mueren 11 personas. Pronto detienen a uno de los miembros del comando, la joven Djamila Bouhired. Y Jacques la defiende con una táctica única hasta el momento, la denominada "defensa de ruptura". Por una parte asume la culpabilidad (era obvio que Djamila puso la bomba) y por otra deslegitima a los magistrados que la juzgan, por pertenecer a un sistema colonial. Es decir, a Djamila se la juzgaba por hacer lo mismo que habían estado haciendo los franceses en Argelia aunque, como ellos estaban en el poder, no se les juzgaba. De esa forma Vergès conseguía que sus juicios no fueran criminales, sino políticos, lograba un eco mediático brutal y... funcionaba.

Todo el mundo se movilizó por Djamila, tan joven, tan vulnerable, que había sido torturada en la cárcel. No hay que olvidar que eran los años 50, cuando tantas colonias estaban consiguiendo independizarse. Y Djamila logra el indulto. Vergès, que ha pasado su vida en una colonia, y que en París siempre fue "el chino" se siente muy identificado con la defensa. Visita a Djamila en la cárcel, le lleva regalos y tanto fue el cántaro a la fuente que acaban casándose. Ya indultada, Djamila es todo un símbolo de la nueva Argelia. Es toda una celebrity y Jacques el consorte. Ejerce de abogado en casos que no suponen ningún reto para él y, tras un tiempo en Argel va y... desaparece. Y no unos meses. Desaparece durante 8 años.

A su vuelta, Jacques se instala en París (suponemos que Djamila le mandó a paseo) y vuelve a ser lo que a él más le gusta: un abogado estrella. A Jacques le gustan los retos, la controversia, no le importa que le critiquen, le consta que le odian, las envidia les corroe y su vida les agobia (era un poco Alaska, él). Y por eso acepta defender al terrorista internacional Carlos "el Chacal", al nazi Klaus Barbie y a algún que otro jemer rojo. En todos los casos su argumento era el mismo: la defensa de ruptura. Porque ¿qué sentido tenía juzgar a Klaus Barbie, que se limitó a seguir la legalidad en la Francia ocupada, es decir, a obedecer a sus superiores?


En la película de Barbet Schroeder "El abogado del terror" se van desgranando todas estas historias, en lo que al final acaba siendo una lección sobre la historia del siglo XX, el colonialismo, las consecuencias de la II Guerra Mundial, el comunismo, el Tercer Mundo... No os voy a engañar, no es una buena película y sólo os interesará si os interesa el tema y el personaje. "El abogado del terror" gana enteros cuando habla Vergès, un tipo que muestra ser amable, sagaz y algo snob. La antítesis de como imaginarías al abogado de un montón de terroristas. El resto del documental parece un Informe Semanal algo cutre, con demasiados datos, imágenes de archivo en mal estado y poco más.

Si queréis ver una buena película sobre qué hace que alguien defienda el mal y se quede tan ancho, os recomiendo "The act of killing". Un documental estremecedor sobre las masacres en la Indonesia del dictador Sudharto. Y diréis: vaya rollo, no sé dónde está Reunión, no sé dónde está Indonesia, no había nacido en la época de Sudharto, ¿qué me estás contando? Hacedme caso y ved "The act of killing", donde su director, Joshua Oppenheimer, convence a los sicarios de Sudharto para que recreen las masacres en una especie de teatrito y ellos, encantados de salir en una película, van y lo hacen. El documental ejemplifica cómo nadie piensa de sí mismo que sea una mala persona. Todos se justifican, es más, se sienten héroes, porque así les tratan los demás (y los que no están de acuerdo, sonríen y disimulan). Y, sin embargo, hay momentos, terribles, descorazonadores, de obra maestra, en los que los sentimientos de culpa aparecen. Lo dicho: que la veáis, copón.


Ahora os preguntaréis, ¿y dónde estuvo Vergès durante esos 8 años? Pues ahí viene lo mejor: nadie lo sabe. Hay teorías de todo tipo: que si estuvo en Palestina, que si en Camboya con su amigo de su época de estudiante en París, Pol Pot... Vergès, encantado de cultivar el misterio, nunca ha revelado la verdad, ni siquiera en las biografías que ha publicado. Murió hace dos años llevándose el secreto a la tumba.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Estrellas sudadas y con el pelo encrespado

Qué sueño que tengo.

Anoche me sacrifiqué por todos vosotros y me quedé hasta las 2 de la mañana viendo la alfombra roja de los premios Emmy. Y viéndola por streaming, con una señal penosa pese a que era la que ofrecía la página de los propios Emmy. No, no tengo Yomvi, me estoy reservando para Netflix. De hecho espero su llegada mientras tacho los días del calendario y me muerdo las uñas.

A lo que iba, el streaming de la alfombra roja. Pese a tanto pixel, la cobertura que se ofrecía tenía su punto. Podías elegir entre varias cámaras: la de las entrevistas, donde ya sabes que el presentador va a preguntar (más a ellas que a ellos) por el diseñador de su vestido y poco más; la de la llegada en coche de los invitados; y la del photocall. Estas tres opciones te permitían ver a las estrellas en movimiento: con sus caras de aburrimiento mientras hacían la cola para entrar en el photocall; con sus problemas para andar cuando el vestido era demasiado estrecho; y con sus sudores... Porque cómo sudaban. Tanto que el entrevistador de "estás fantástica, Heidi, ¿de quién es este vestido?", acabó haciéndose con un ventilador de mano como éste y se lo pasaba a todos los invitados.

Así que no os fiéis de estas fotos, que por supuesto habrán pasado por San Photoshop y creedme, las caras de agobio, los sudores y los brillos en la cara de los actores eran evidentes. Son humanos, ¡son humanos!

Quizá ellas sean un poco menos humanas que el resto.

Entrevistadores de a pie de alfombra roja de los eventos. A vosotros me dirijo. No preguntéis sólo por el diseñador del vestido, preguntad también por el dietista/entrenador/cirujano o quien sea que haga que Jamie Lee Curtis y Christine Baranski tengan una pila de años y sigan así de estupendérrimas. Y ojalá ellas contesten, mientras sonríen a cámara: "es fácil, sangre de recién nacido para desayunar".

Los Emmy de este año han premiado a cascoporro a "Juego de tronos" una serie que yo, después de haber visto la friolera de 3 capítulos, no comparto. Me recuerda a "Roma" en su estructura de: secuencia de complot - secuencia de polvo - secuencia de pelea - desnudo frontal - bla,bla,bla - violación anal - otro complot... y así sucesivamente. "Roma" al menos hablaba de la historia, de Julio César, de Cleopatra, de cómo era la vida y la manera de pensar en aquellos tiempos remotos. "Juego de tronos", pour moi, es una especie de "Señor de los anillos" pero con tetas y culos. Los Emmys no están de acuerdo y la han premiado como mejor drama, mejor guión y mejor actor para Peter Dinlage (aka el enano de los Lannister).

Peter Dinklage podría estar escondido debajo de cualquiera de estos vestidos.

La bella señora de en medio es Lena Headey, una de las actrices de Juego de Tronos. Aquí la veis glamourosa y estupenda pero yo, que la vi en movimiento y esperando al photocall os digo que:
a. ¡sudaba!; b. estaba mascando chicle y c. tiene unos tatuajes enormes y dignos de tronista de MHYV en la espalda.

En cuanto a las otras dos actrices, la de la izquierda es Maggie Gyllenhaal, esa falsa guapa que mañana te la encuentras, qué sé yo, en el Dia haciendo la compra, y  nadie sabe que es actriz de Jolibú. La de la derecha es Elizabeth Moss, aka Peggy en Mad Men. Actriz maravillosa y que no sabía yo que fuera íntima amiga de la Infanta Elena, que le prestó el vestido de capote de torero.

Otra de las series premiadas fue "Olive Kitteridge". Injustamente olvidada en los Globos de Oro, esta vez se llevó el galardón a mejor actriz (Frances MacDormand), mejor actor (Richard Jenkins), mejor actor de reparto (Bill Murray) y mejor mini serie. Por la alfombra roja estaba otra actriz de la serie, nominada, aunque no se llevó el premio: Zoe Kazan. Y cuál fue mi sorpresa al ver que: A. el novio de Zoe es Paul Dano ("Pequeña miss Sunshine", "Prisioneros") y b. ¡¡¡que los dos tienen más de 30 años!!! Pero esta foto, pese al efecto moaré del vestido de Zoe, no les hace justicia. Es mucho mejor verles en su salsa, en Sundance, en Tribeca, en conciertos de grupos que todavía no existen o tomando un café con mocca en Portland.

 En el universo hay satélites más pequeños que la cabeza de Liev Schreiber.

Continuamos con las parejas talentosísimas. A la izquierda, Claire Danes (Homeland) y Hugh Dancy (Hannibal). Él está más guapo cuando lleva el pelo más largo, pero se lo perdono. A la derecha, Naomi Watts y Liev Schreiber. Desde aquí os lanzo un desafío: un sugus de piña para el que sepa cómo se pronuncia Schreiber. ¿Chraiber?, ¿Shaibar?, ¿Cheiber?

El premio a mejor comedia se lo llevó "Veep". Una alegría, aunque sólo sea por dejar de premiar a la sobrevalorada "Modern family", que sí, que está muy bien, pero no hace falta que le den un premio cada año. O a esa comedia que no hace gracia, "Transparent". La diferencia entre comedia y drama es muy discutible, así consideran a "Empire" un drama. Una serie en la que pasan este tipo de cosas, ¿no será más bien una parodia?

La grandiosa Taraji P. Henson (Cookie Lyon en "Empire") estaba nominada como mejor actriz de drama por esta serie y, dominada por su personaje, posó tal que así:

La de la izquierda es Lady Gaga, sí. No se puso su primera opción de la noche: un vestido hecho de tiras de bacon, porque hacía demasiado calor y se iban a freír en directo.

No hay alfombra roja sin vestidos negros, tan socorridos ellos. Y así iban Lady Gaga (que no es que se colara, es que es una de las actrices de "American Horror Story"), Julie Bowen (Modern Family) y Taraji P. Henson.

Además de hacer justicia con "Olive Kitteridge", los Emmy de este año también hicieron justicia con ese actorazo que es Jon Hamm. Le habían nominado hasta el infinito por su papel en "Mad men" y sus colaboraciones en "30 Rock" y, por fin, este año se lo dieron. Jon se arrastró (literalmente) a recogerlo y se marcó un discurso de esos tan típicos de gracias al equipo, a mis compañeros, a la cadena... pero se lo marcó con esa voz que Dios le ha dado y nos parece a todas muy bien todo.

Su hija en la serie, Kieran Shipka, tiene más glamour del que voy a tener yo en toda mi vida. Arriesgó con lo que yo pensaba que era un vestido cuando la vi en una de las entrevistas de la alfombra roja. Ahora la veo de cuerpo entero... ¡y resulta que el vestido es un pantalón! Aún así me gusta mucho, es diferente, al menos no parece del catálogo de Pronovias.

Morena Baccarin (que esta muchacha se llame Morena, es como si yo me llamara Blanca, una redundancia) optó por ponerse un salto de cama muy Joan Collins en "Dinastía".

Y llegamos a lo mejor. Que, por supuesto, es lo peor. Si ir de negro es la manera de asegurarse ir elegante, ir de amarillo Bob Esponja es la manera de asegurarse ir hecha una hortera. A las pruebas me remito:

Heidi Klum cada año que pasa se acerca más a convertirse en la Ana Obregón de Jolibú. Ya sabéis que ella no se pierde una, pero al menos a estos premios tiene sentido que acuda ya que lleva la friolera de 14 temporadas presentando un programa de televisión de moda. La mujer vestida con la bandera de Asturias es la actriz de "Orange is the new black", Danielle Brooks.

¿Y quiénes fueron las más elegantes?

No vais a estar de acuerdo conmigo, pero es que yo ya estoy un poco harta de los vestidos negros y los modelitos de princesa Disney.


Ellie Kemper ("unbreakable Kimmy Schmidt") y January Jones (Mad men) luciendo vestidos que se salen un poco de lo habitual. De hecho, el de January ni siquiera es un vestido. También es cierto que January está mona hasta cuando baja la basura en su mansión de Malibú, pero ella, como todas las estrellas que anoche sudaron como pollos, también es humana. Aquí la prueba, el día que la pillaron marcándose un paseo de la vergüenza.

Y vosotros, lectores de mis entretelas, ¿a quién elegís como más elegante de la noche?, ¿Liev Schreiber se pronuncia como si estornudaras?, ¿reconocíais a las actrices de "Orange is the new black" sin su uniforme naranja?, ¿es "Empire" un drama ambientado en el mundo del hip hop o simplemente un desmadre?, ¿habéis visto "Unbreakable Kimmy Schmidt"?, ¿no?, ¿a qué esperáis?