lunes, 27 de julio de 2015

Elena o Eleno, la próxima película de Almodóvar

El día que Almodóvar se decida a hacer una película histórica, adaptará la biografía de Elena de Céspedes.

¿Y quién era la tal Elena de Céspedes para merecer un biopic, y además hecho por Almodóvar?
Pues Elena era muchas cosas. Pero que muchas. Era mulata. Era hija de una esclava y su dueño. Era bígama. Fue sastra, tejedora, pastor, soldado, cirujano... Fue madre. Y fue hombre también. Y todo en el siglo XVI.

Pero empecemos por el principio. Estamos en 1546. Falta un año para que nazca Cervantes. Reina Carlos I, España es un imperio muy tocho y debía hacer más frío que ahora, porque la gente iba así vestida:

 Aguanta la ola de calor perpetua de 2015 con todo esto puesto encima...

Nace Elena, fruto de la relación de su padre, Francisco de Medina, con una esclava negra. Es la esposa de Francisco, Elena de Céspedes, quien cría a la niña, y quien le da el apellido. Y cuando la niña está en edad (16 años) la casan con un albañil de la zona, un tal Cristóbal. Con su marido apenas pasa unos meses, porque él la abandona y desaparece, dejándola embarazada. Elena, muchacha intrépida y aventurera, decide empezar una nueva vida, de cero. Deja a su hijo al cuidado de un panadero y se marcha a Granada, donde empieza a trabajar como tejedora y como sastra. Apenas aguanta unos meses en cada trabajo, mudándose de una ciudad a otra de la zona (ahora en Granada, luego en Sanlúcar, en Jerez...). Hasta que un día Elena discute con un tal Heredia, acaba detenida y pasa un tiempo en el calabozo. Cuando sale, en teoría para escapar del tal Heredia, decide disfrazarse de hombre.

Como hombre empieza una nueva fase en su vida. Trabaja como mozo de labranza, como pastor... hasta enrolarse como soldado en la compañía de Luis Ponce de León (porque en aquella época siempre había alguna guerra por ahí pendiente, en este caso, contra los moriscos que se sublevaron en Granada). Cuando acaba la campaña, Elena, ahora conocida como simplemente "Céspedes", y siempre vestida de hombre, abre una sastrería en Arcos.

Cansada ya de haber vivido en prácticamente todas las ciudades de la zona, decide que necesita algo más de marcha, ¿y qué mejor para eso que la capital del Reyno? Y allá que se va Céspedes. En 1575 conoce a un cirujano con el que entabla amistad y que le enseña el oficio. Los cirujanos de la época estaban a años luz de Pedro Cavadas, se dedicaban en realidad a sacar muelas y hacer sangrías. Las sangrías eran, en la medicina del siglo XVI, como el ibuprofeno de ahora, ¿que te duele la cabeza? pues te hacemos una sangría y, o se te pasa, o la palmas.

La historia de Elena/Eleno completita, y otras historias la mar de curiosas, en este libro de Vicenta María Marquez.

Elena, ya conocida en ese momento como Eleno, empieza a ejercer y quita las muelas con tanta delicadeza que pronto tiene un buen montón de clientes. La hija de una esclava aprende a leer por su cuenta, aprende latín y aprueba los exámenes necesarios para ejercer oficialmente como cirujano. Por fin parece que Eleno ha encontrado su sitio en el mundo. Decide sentar la cabeza y casarse... con una mujer, María del Caño. Pero el final feliz se resiste... aparece otra mujer, Isabel Ortiz, reclamando que María y Eleno no pueden casarse puesto que él le prometió matrimonio a ella antes y que, además, es sabido que Eleno "hera macho y embra". Efectivamente, en su peregrinaje de pueblo en pueblo, ahora en Vélez, ahora en Jerez... se decía eso de Elena. Sus propios compañeros de armas comentaban, con naturalidad, que Elena era hermafrodita. O dicho en plan antiguo: "hera macho y embra".

Dos médicos examinan a Eleno y la consideran un hombre "apto para el matrimonio". Por fin María y Eleno se casan y conviven juntos en paz y armonía durante un año. El extraño caso de Eleno Céspedes llega a oídos de la Inquisición, que inicia un proceso contra ella. Y es que la Inquisición no sólo perseguía  la herejía y la brujería, también investigaba la bigamia, y otros asuntos considerados entonces delitos sexuales como la sodomía y el lesbianismo. En este proceso otros médicos examinan a Eleno y dictaminan que es una mujer. En el interrogatorio ella afirma que tener "dos naturas, una de hombre y otra de mujer". Explica que fue mujer hasta que tuvo a su hijo y que en el parto "con la fuerza que hizo, una piel que estaba sobre el canal urinario se rompió y apareció una pequeña cabeza como de medio dedo gordo". Y que desde ese momento, además, había tenido relaciones como hombre con un buen montón de mujeres. Y, atención, que ahora ya no tenía esos atributos porque estando en la cárcel durante el proceso inquisitorial dichos atributos se le habían "caído".
Interrogada su esposa, María del Caño, dijo que "sienpre le a visto con natura formada de honbre". Los médicos dudaban del hermafroditismo de Elena pues, si su extraña historia era cierta, ¿dónde estaban las cicatrices que mostraran que había tenido un aparato reproductivo masculino?

Que la esposa de Elena dijera que había mantenido relaciones con ella como hombre podía ser una mentira, destinada a no ser juzgada por lesbianismo. También puede ser que Elena sí fuera hermafrodita y los médicos de la época no fueran capaces de diagnosticarlo con precisión. El hermafroditismo, en el siglo XVI, era como los elefantes en la Edad Media, se sabía que existían, pero pocos los habían visto.

Esto es lo que pasa cuando uno nunca ha visto un elefante y se lo describen como "un caballo grande con cuernos y trompa", que acabas dibujando un oso hormiguero raruno.
Los médicos de la Inquisición estaban convencidos de que los primeros que examinaron a Eleno fueron engañados con un baldrés. ¿Y qué es un baldrés? Pues piel de oveja curtida usada para hacer guantes. Por mucho que la medicina del siglo XVI estuviera atrasada respecto a la de hoy, ¿en serio se puede engañar a un médico colocándote el dedo de guante haciendo de pene?

Algunos especialistas de hoy piensan que Elena podría tener Hiperplasia Adrenal Congénita, lo que explicaría que sus genitales masculinos no hubieran aparecido hasta su edad adulta. Otros historiadores piensan que Elena no era hermafrodita, sino transexual y que se consideraba a sí misma un hombre. La Inquisición, al final, y sorprendentemente, fue clemente con ella. La castigó con poquita cosa para lo que ellos solían hacer: 200 azotes de nada.

Y vosotros, ¿no creéis que Almodóvar debe hacer ya una película histórica/cómica como ésta?, ¿a qué chica Almodóvar imagináis para el papel de Elena/Eleno?

lunes, 13 de julio de 2015

El misterio del Señor Marrón

Habitantes, vecinos y visitantes de Madrid, ¿conocéis al señor Marrón?

¿No?

¿Seguro?

Quizá lo conozcáis por sus otros sobrenombres "Mister Melanoma", el "Hombre Naranja". Él, como los heavies de la Gran Vía, como el que te regala su poesía en la entrada de la Casa del Libro o como el Spiderman gordo de la Plaza Mayor, forma parte de la ciudad.

 El señor Marrón, aka Churrasqueitor, aka Tropical Lago, es toda una celebrity.

El hábitat del Señor Marrón es la piscina de Lago. Un extraño lugar lleno de gays en bañador microscópico que quieren ligar, más jubiladas que nadan con cuidado de no mojarse el pelo, más grupos de universitarios que beben sangría. En medio de esa mezcla surrealista él brilla con luz propia. Y no lo digo en plan poético. Es literal. Su cadena de oro brilla casi tanto como su bañador blanco impoluto. Llega a la piscina saludando como si fuera Charlize Theron llegando a la alfombra roja de los Oscar. Si el verano marbellí empieza con el posado de Ana Obregón, el verano madrileño empieza cuando el Señor Marrón posa un pie en la piscina de Lago.

En cuanto al tono marrón crujiente de su piel es un misterio digno de Cuarto Milenio: ¿Cómo consigue ese insano marrón oscuro perpetuo?, ¿alguien le ha visto pálido alguna vez, quizá en diciembre?, ¿será su misión en la vida acumular todo el sol que pueda, como si fuera una especie de súper héroe?, ¿de serlo su némesis sería Iniesta?

La prueba de que el Señor Marrón existe. Gentileza de Uno, ese fotógrafo al que no hay personaje que merezca ser llamado como tal que se le resista.


Personajes como el Señor Marrón hacen que ir a la piscina municipal, lo que nos queda a los que no tenemos vacaciones, tenga su punto. Sí, su punto. Porque desengañémonos, las piscinas son a la playa lo que los palitos de mar a la langosta.

Más sobre la dura realidad de las piscinas municipales aquí, en mi último artículo para Glup Glup. Haced click, venga, va, que en el artículo hay también una foto de Quim Gutiérrez descamisado... Y si queréis más fotos aparentemente casuales pero maravillosas, visitad el blog de Uno y los Demás, gracias a quien, ¡por fin! hemos podido poner cara al Señor Marrón.