...que sería “Breaking bad” a la
española. Aunque según el foro de la Santa Word Reference,
traducciones como “malograrse”, “corromperse”, “echarse a
perder” o “caer bajo” serían las más correctas. “Volverse
rata”, en el español de Venezuela, tampoco está nada mal.
El caso es que estoy viendo la sexta
temporada de “Breaking bad” y podría escribir todo un post con
loas, elogios, alabanzas y no se me ocurren más sinónimos para
decir lo buena que es esta serie. Si no habéis visto nada, aquí
tenéis la mítica escena de "i am the danger", que pone los pelos como escarpias:
Pero no hace falta irse a Nuevo México
para saber del engranaje del mundo de las drogas. Con ver "Equipo de investigación" y googlear un rato podemos conocer a las versiones patrias de los personajes de “Breaking Bad”, con algunos toques
de “The wire”. Por supuesto, todo convenientemente trasladado a la realidad española, es decir,
cambiamos metanfetaminas por cocaína y negrazos por colombianos.
Del cruce entre Gus Fring, Walter White
y una niña pija de Burgos sale la reina de la droga en España, Ana
María Cameno. También conocida por sus motes: “Pollito” y “La Tetas”. Rubia
de bote, adicta al bisturí, de buena familia con abogados y
militares que se reúnen en las cenas de Nochebuena. Controladora,
organizada, metódica y muy ambiciosa. La detuvieron antes de que
acabara de construir el mayor laboratorio de cocaína de Europa, en
Villanueva de Perales, donde ya tenía preparadas 33 toneladas de
productos químicos y a donde iba a llevar a expertos cocineros traídos desde
Colombia.
Además de a la cirugía plástica, Ana era adicta a los bolsos
caros y la santería. Llevaba su negocio precisamente como eso, como un negocio y los propios policías que la seguían admiraban su capacidad de trabajo. Hay que reconocer que estaba atenta a los que hacía. Poseía casi 500 teléfonos móviles con los que comunicarse con su gente. Sólo saber qué móvil era para comunicarse con quién tiene su mérito.
Para Jesse Pinkman tenemos a dos
hermanos, los Juárez Smith. Que con esos apellidos podrían parecer
de Colombia o Puerto Rico, pero no, son de San Blas. Empezaron
pasando hachís por su barrio, medraron y Ana los usaba como distribuidores. Su tapadera, un taller mecánico en Paracuellos
del Jarama. Uno de los hermanos, Víctor, quedó tetrapléjico tras un accidente. Su hermano Raúl dio una paliza al conductor del coche responsable del accidente y desde entonces se estableció su relación: uno era el cerebro, el otro el cuerpo ejecutor.
Lauro Sánchez, medio colombiano-medio
español y “empresario de la noche”. Guapete, amigo íntimo de futbolistas varios, amante de
una de las neumáticas cantantes de las “Sex Bomb” y organizador
de fiestorros por todo lo alto. Su red de discotecas y fiestas vip
también servía para vender la cocaína de Ana
Cameno. La policía empieza a investigarlo tras la muerte de un
portero que trabajaba para Ivo "el búlgaro" jefe de los
“rompecostillas”, un grupo de porteros de discoteca de los
chungos que, a su vez, también trabajan para Lauro. Las discotecas y el gimnasio especializado en boxeo de Lauro son las tapaderas perfectas. La mano derecha
de Lauro es Nacho Rocha, el hombre a quien contrató la ex deRodríguez Menéndez para cargárselo. Junto a él hizo todo
tipo de maniobras para adquirir el aeropuerto de Ciudad Real, donde querían instaurar un puente aéreo permanente con Colombia.
Si todo esto ya os está pareciendo un
los Soprano meets Jersey Shore, no habéis visto nada. Falta la
conexión con la capital hortera mundial: Miami.
Allí están los
hermanos López Tardón: Artemio y Álvaro, de quien dicen tuvo un
romance con... ¡Malena Gracia! Álvaro, tan aficionado a la cirugía como Ana Cameno, se ha
implantado un six pack de pega. Los López Tardón se encargan del blanqueo usando
como tapadera la compra y venta de coches de lujo. Pero estos dos
angelitos, antiguos jefes del clan de los Miami (sí, las
ramificaciones de esta historia llegan hasta Ana Obregón, ¿no es
maravilloso?), se cree que están detrás del accidente que le costó
una pierna a un antiguo socio, Juan Carlos Peña. La afición de los
hermanos por arreglarlo todo a tortas llevó a que Artemio una
vez fuera secuestrado y torturado. Perdió un ojo.
Pero, como diría el Super Ratón, no
se vayan amigos, aún hay más. Falta el abogado, el Saul Goodman de esta historia.
Sería precioso que fuera Marcos García Montes, que comparte con
Goodman el estilismo espantoso, pero no. Aquí el abogado es un tal
Rodríguez Casas, que se encarga de colocar el dinero de Lauro y
blanquearlo. Para eso creó toda una red de sociedades con las que
llegó hasta a comprar un banco en Panamá.
“Lo que más me jode es que esto es lo
último que iba a hacer”, dijo Ana María Cameno cuando la detuvieron hace unos meses. Mientras alguna cadena se decide a producir una serie como "The wire" pero con porteros búlgaros, reinas de la droga teñidas y localizaciones en Paracuellos del Jarama y Villanueva de Perales, habrá que verse los siguientes capítulos de "Breaking Bad".