lunes, 9 de abril de 2012

Encantados de habernos conocido

Tenemos una idea equivocada de la comunidad científica. Ni esos profesores de instituto estilo Gutiérrezqueleveo, ni Big Bang Theory ayudan a eliminar el mito de gente aburrida que habla de cosas ininteligibles.

Pero los científicos son como tú y como yo, se hacen miembros de grupos de facebook como "Que me Aspen, Colorado" y les gustan los chistes tontos del tipo "Pepe, aquí huele a muerto, Pepe, Pepe, ¡Pepe!". Y para demostrarlo ahí están sus experimentos.

Es el caso del psicólogo Winthrop Kellogg, no confundir con este otro Kellogg. Winthrop pensó que era una gran idea criar a la vez a su hijo Donald y a Gua, una chimpancé. Su esposa, Luella, no le mandó a paseo, ni pidió el divorcio, ni pensó que su marido dedicaba demasiado tiempo a sus experimentos. Qué va. Le pareció una idea estupenda siempre y cuando:

A. Vistieran al chimpancé igual que al bebé.
B. Lo filmaran todo.


El experimento quería comparar el proceso de aprendizaje de un primate con el de un humano. Como se ve en el video, Gua, la chimpancé, iba ganando. Señalaba su nariz perfectamente, daba abracitos a su medio hermano y usaba mejor que él el vaso y la cuchara. Afortunadamente para Donald, para los Kelloggs, y para los humanos como raza, la curva de aprendizaje de Gua frenó y la de Donald creció. Gua hizo carrera como doble de luces de Chita en las películas de Tarzán, y Donald se convirtió en un chico normal y corriente que tuvo que aguantar que sus padres proyectaron la película en la que un chimpancé era más listo que él en todas las cenas de Acción de gracias.

Sí, los científicos son unos cachondos.

En el departamento de pruebas científicas divertidas, probablemente fundado por el doctor Winthrop Kellogg y donde seguramente llevan batas estampadas con dibujos de pequeños microscopios, similares a los gorritos estampados de los cirujanos ligones de "Anatomía de Grey", hicieron un experimento. Mostraron a varios voluntarios tres fotos de ellos mismos: dos de las fotos estaban retocadas con photoshop, y una no. Todos señalaron como la no retocada aquella en la que salían más favorecidos. Obviamente, se equivocaban.

Conclusión: nos vemos más guapos de como somos.

Pero no sólo nos vemos más guapos de como somos en realidad. También nos vemos más inteligentes, más ingeniosos, mejores conductores, nuestra tortilla de patata es la más perfecta. Que el grupo de científicos especializados en los experimentos cachondos también lo ha demostrado. Hicieron encuestas entre profesores, y las dos terceras partes se consideraban entre el 10 por ciento de los mejores. Los números no cuadran... Pero este escuadrón de esforzados científicos aún hizo otra encuesta más, preguntando a conductores envueltos en accidentes de tráfico. Se podría pensar que después de empotrar el coche, no sé, pongamos por ejemplo en un Starbucks, uno hace algo de autocrítica y se ve como un conductor regulero. Pues no. Según los estudios de los científicos de las batas de colores, hasta esas personas se consideran a sí mismas buenas conductoras.

Al final eso que dice todo pesimista de que él, en verdad, es realista, va a resultar que es cierto.



Seguro que ese mismo departamento de experimentos divertidos hizo esta prueba sobre la capacidad de espera y la capacidad de sufrimiento de los menores de cuatro años.

Detrás de todo comportamiento demostrado científicamente suele haber un motivo lógico y razonable. Nos vemos mejores de como realmente somos para proyectar a los demás esa visión que tenemos. Y todo con el fin de reproducirnos. Es decir, de ligar más. O de triunfar más. Ganar más dinero a fin de mes. Pero, ¿qué pasa cuando esa tendencia universal que tenemos todos de vernos mucho mejor de como somos no funciona? A fin de cuentas, estamos usando todos el mismo truco. Los que nos pasamos la vida presentándonos a concursos, festivales, convocatorias de subvenciones, pruebas de guión... también nos pasamos la vida esperando respuestas que no llegan o respuestas que son negativas.

Hace bien poco "Lo último que hago para el Notodo" recibió respuesta negativa por parte del jurado del Notodofilmfest y no pasó la criba de finalistas. Por supuesto, yo pensé que era injusto. Pero, ¿cuántos de los no seleccionados pensaron lo mismo?, ¿y cuántos llevamos razón?, ¿cómo saber si lo estás haciendo bien o mal? Dedicándonos a algo tan subjetivo como es el audiovisual nos pasamos toda la vida conviviendo con las críticas y los noes. Menos mal que tenemos fijado en el subconsciente ese estar encantado de habernos conocido que hace que creamos que a la próxima el no será un sí.

Y vosotros, ¿qué experimento absurdo haríais si fuerais parte del departamento de experimentos chachis?

4 comentarios:

Amiga R. dijo...

Amiga...

Me alegra que me hagas esta pregunta. Yo estoy ahora haciendo un experimento cuyo resultado no conoceré hasta dentro de unos meses. Te cuento: le estoy poniendo machaconamente una canción en concreto a Churumbel a ver si cuando nazca la reconoce. Mi esperanza es que cuando la oiga, se retrotraiga a su etapa uterina y no llore. Ojalá funcione, mari.

También le estoy repitiendo la consigna "no eres pelirrojo". Creo que no estoy preparada para querer a un hijo pelirrojo, así que estoy tratando de evitar el tener que darle en adopción.

Ya te contaré cómo salen...

Pero como experimento chachi, me molaría criar juntos a un pony bebé, un oso panda bebé y un koala bebé. Me da igual todo: solo quiero tenerlos juntos y poder abrazarlos cuando quiera.

Claudia Hernández dijo...

La verdad que el vídeo en B/N es flipante. Y tienes razón, quizá una mayoría se ve mejor de lo que es, pero no todos, ojo. Algunos psicólogos hablan del efecto "primus inter pares", que viene a ser como: "yo soy como los demás, pero mejor", en el caso de los más modestos, jaja.

En cuanto a los coches y los accidentes, también hay otro sesgo que solemos cometer los humanos y es echar la culpa de muchos de nuestros errores a las circunstancias y no a nuestra responsabilidad (efecto actor-observador).

El experimento de los Marschmalows, yo lo llamaría tortura, jaja. Pero también se han hecho experimentos y concluyen que las personas preferimos los premios inmediatos (aunque sea escaso o barato) que esperar un poco por uno mejor…

En cuanto a la respuesta negativa… pienso que los artistas deben tener ese gran ego (lo afirmaba una amigo escritor) que les convenza de que lo que hacen es especial (no confundirlo con los tontunos que hacen cualquier cosa y están encantados)… sino, no se embarcarían en la creación que es trabajosa y requiere mucha tenacidad para esos noes del camino.

Ánimo. Siempre hay que pensar en la cantidad de artistas de éxito que fueron rechazados en sus inicios.

Saludos

loquemeahorro dijo...

En mi trabajo, que no tiene nada de artístico, también nos enfrentamos a los noes y las críticas a diario, no te creas.

Yo voy a hacer un experimento: Se hace una foto de grupo, y se enseña durante un tiempo prudencial a cada uno de los que salen en la foto.

Si alguno se ha fijado en cómo ha salido cualquier otra persona del grupo, en vez de fijarse en su propia imagen pensando "Qué mal he salido", me corto la coleta.

Esti dijo...

Erre, el koala y el panda son complicadillos de conseguir. Pero no tienes excusa para criar a Churumbel y un pony bebé. Es más, puedes usar al pony para bajar y, sobre todo, subir al penyal.

Claudia, cierto, lo de los niños y los caramelos es tortura. Ni Supernanny haría algo así de cruel.

Loque, tu experimento es cierto, estoy por llamar a Punset para que le dedique un programa de "Redes".