martes, 29 de marzo de 2011

Embarazosamente

Estoy viviendo un baby boom: tengo amigas embarazadas, amigas que van por el segundo embarazo, amigas recién paridas, amigos embarazados aunque sus novias ya tuvieron a la criatura y adelgazaron, incluso tengo un amigo que va por su segundo retoño de su segunda novia quien, a su vez, también tiene hijos de su relación anterior.

Los embarazos me rodean, y he hecho un descubrimiento: no aguanto a las embarazadas.

Contra los bebés y los niños no tengo nada, es más, si tienen dos o tres de las siguientes características...:

- Pecas

- Gafitas

- Lorzas en muslos y brazos

- Ojos azules

- Trencitas

- Mofletes

- Rizos

- Risa contagiosa

...seguro que me parecerán monísimos y les haré carantoñas, aunque estemos en plena calle, no conozca de nada a los progenitores ni a los niños en cuestión y los padres me miren con cara de asco. Pero las embarazadas son otra cosa. En mi experiencia reciente he descubierto varias cosas, cuando menos, inquietantes:

El embarazo es la mili de las mujeres. Eso significa que dos mujeres que quieran ser madres, lo hayan sido o lo estén siendo son incapaces de hablar de otra cosa. Su conversación se llena de palabras en clave misteriosas como percentil, toxoplasmosis, caliostro, prueba del talón, etc. Y son perfectamente capaces de hablar durante horas de temas como: colegio, ¿público o privado?; uniforme: ¿sí o no?; la guardería, ¿cuanto antes para socializar al niño o muy tarde para pasar mucho tiempo con él? Detalles como que el bebé ni siquiera haya nacido o que la gran mayoría de los presentes en la conversación no sean padres son insignificantes.

Nos han ocultado muchas cosas sobre el embarazo y la lactancia. Sí, amigas, sí. Hay un contubernio mundial no sólo para que la ropa de embarazada sea horrorosa, sino para que no sepamos muchos de los inconvenientes físicos que tiene el embarazo en sí. Por ejemplo: no se debe tomar jamón ni café. Y también hay que tener cuidado con la lechuga, los embutidos y los productos en crudo. Irse a cenar o a comer con amigas embarazadas es un parto (y nunca mejor dicho). Vale que se tengan problemas de concentración y de memoria, vale que las hormonas estén disparadas, vale que conciliar el sueño en los últimos meses sea casi imposible, vale que en la lactancia se caiga el pelo, pero... ¿prohibir el café y el jamón? ¿Qué clase de tortura es ésa?

Yo, desde ahora, y públicamente, me comprometo a hacer y no hacer lo siguiente cuando me quede embarazada:

1. Por la presente yo, laesti, autora de este vuestro blog, asegura que cuando se quede embarazada será capaz de hablar de otras cosas más allá de su propio embarazo, por muy fascinada o jodida que me tenga.

2. Me comprometo, asimismo, a dejar al bebé con cualquier familiar, amigo, vecino e incluso conocido de cierta confianza para salir al cine, a tomar café (porque para ese momento tendré un mono de café horroroso), o a ver tiendas con ropa no pre-mamá.

3. Por la presente afirmo que nunca dejaré a nadie que me haga fotos con las tetas fuera, sólo por el hecho de estar en ese momento dando el pecho al bebé. Que no por estar recién parida se deja de ser una mujer medio desnuda y, además, las tetas no están en su mejor momento en plena lactancia.


4. Me comprometo públicamente a no enseñar a mis amigos de visita las cacas naranjas del bebé, que "fíjate tú qué curioso que como ha comido potitos de zanahoria y resulta que ha cagado naranja", ni sus pañales manchados, ni nada remotamente escatológico.

5. Por último, sacaré partido al bebé al máximo, nada de vestiditos de cristianar con puntillitas y lacitos, nada de trajecitos de punto celeste para él y de rosa chicle para ella, nada de pequeños fashion victim como Suri Cruise con modelitos de Dolce & Gabanna. No. Mucho mejor disfrazarlo, dónde va a parar:

Un bebé muy mono, literalmente.


Y vosotros, ¿ya habéis sufrido el baby boom?


Por cierto, que he renovado la lista de blogs que visito y también recomiendo, a mano izquierda los tenéis.

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Qué fue de?

Tranquilidad, que este no va a ser el típico post sobre toda esa gente que tuvo su minuto de gloria y nunca más se supo. Tipo él.

Ni tampoco sobre todos aquellos protagonistas de éxitos de los 80 y 90 (Steve Urkel, Carlton Banks, Blossom, Buffy…) que han desaparecido sin dejar rastro, a los que lo mejor que les podemos desear es que hayan invertido bien su dinero en una finca de caballos en Milwakee y sólo recuerden su pasado cuando van a la ciudad a comprar y la gente les pide autografos llamándoles por el nombre de su personaje. No. Hoy no vamos a hablar de los que no sabemos nada, ni falta que hace, ni de los actores olvidados que cayeron bajo lo que es conocido como síndrome Steve Gutenberg.

Hablamos de gente que sigue ahí, pero que, en algún punto, o bien cambió de agente, o de cirujano plástico o las drogas le provocaron un trastorno bipolar (¿bipolar?, no sé qué significa, yo soy biganador), o se pasó con la comida basura...:


Sí, es Kirstie Alley, la de "Cheers" y "mira quién habla".


...o perdió el talento como quien pierde un juego de llaves.

El caso paradigmático es el de George Lucas, que entre 1986 y 1988 fue abducido por unos extraterrestres que lo secuestraron y reprodujeron su cuerpo en una vaina como las de las alubias, pero más grande, y desde entonces quien ocupa su lugar es un extraterrestre con mucho ojo para los negocios, pero no para hacer más películas.
Pero el caso más inexplicable y misterioso, es el de Nicholas Cage. Después de “Adaptation”, peliculón, con un papel protagonista donde, además, hace de gemelos, desapareció. Hacer de gemelos es importantísimo, porque es la tercera mejor manera de convertirse en actor de los que ganan premios, después de afearse o engordarse para el papel (primera) e interpretar a alguien con problemas físicos o psíquicos: autismo, parálisis, ceguera, locura (segunda).
En el lugar de Nicolas Cage, el actor de “Arizona Baby” o “Hechizo de luna” apareció un señor que ya no quería ser como Marlon Brando, sino como Jason Statham o como Vin Diesel. La edad, la calvicie incipiente y la falta de músculo no importan, que para eso la medicina estética ha avanzado una barbaridad:


Personalmente, manejo varias teorías:

A. En el 2003, después de rodar "Adaptation" y "Los impostores", Nicholas Cage sufre un terrible accidente. En un edificio en obras, un obrero calcula mal y deja caer un tubo de metal, con tan mala suerte que el tubo en cuestión golpea a Nicholas en todo el cabezón y se lo atraviesa de parte a parte. Milagrosamente, él está bien y hasta puede hablar. Los médicos le extraen el tubo del cerebro no sin antes guardar copias de la radiografía de su cabeza con viga: copias para la clínica, copias para la universidad y copias para enseñar en las cenas con amigos y que vean que no sabrán contar chistes, pero pueden contar anécdotas buenísimas de sus pacientes. Sin embargo, el carácter de Nicholas cambia, se vuelve irascible y malote, ya no quiere hacer pelis de autor, sino de tiros, que pegan mucho más con su nuevo temperamento. Os parecerá raro que alguien cambie de carácter por un golpe en la cabeza, pero no es la primera vez que algo así pasa...

B. En 2002, en la premiere de "Adaptation" Nicholas se da una cuenta de algo que le traumatiza más que su romance con Lisa Marie Presley: está gordo y calvo. Como toda estrella de Hollywood, tiene un dietista, un entrenador personal, un maquillador (y también un asesor fiscal, un asistente, un agente de prensa y puede que hasta un gurú personal) que se ocupan de que siempre luzca bien. Pero en "Adaptation" le dijeron que tenía que estar gordo y despidió a todos los encargados de su aspecto físico. Como consecuencia, Cage descubrió que, bajo todo ese montón de cuidados estaba su esencia: un tipo corriente y feíto de cuarentaymuchos con pinta de precisamente eso. Y dijo: ni de coña, antes parecerme a Zoolander que parecerme a mí mismo:


C. En 2003, el día después del fin de rodaje de "Los impostores", los mismos extraterrestres-judía verde que abdujeron a George Lucas, lo abducen a él. El que tenemos ahora es un extraterrestre con menos ojo para los éxitos comerciales que el que ocupa el lugar de Lucas, y con demasiada afición al bótox. En algún lugar de Alfa Centauro, los auténticos Nicholas Cage y George Lucas, quizá acompañados por la Sharon Stone de "Casino", se dan cabezazos al ver a dónde están llevando sus carreras esas vainas que han suplantado sus cuerpos.

Hay más casos como el de Nicholas Cage, aunque menos misteriosos. En el apartado nacional, tenemos a Jorge Sanz, pero ya hay una serie, y buenísima además, que cuenta qué fue de él.

Y vosotros, ¿qué pensáis que le ha pasado a Nicholas Cage?, ¿defendéis la teoría del daño cerebral, la de la abducción o la de que no quiere envejecer?, ¿tenéis alguna nueva?

domingo, 13 de marzo de 2011

El anti fondo de armario

Con este post se inaugura una nueva sección a la que voy a llamar “La gramola”, como un programa de radio, creo que de Cadena 100, donde la gente llamaba para pedir canciones. Esto era antes de que napster, luego audiogalaxy, después emule, ahora Spotify, se instalaran en nuestras vidas. Vosotros me pedís un tema, y yo os lo pongo.
Meses ha Amiga R. pidió un post sobre complementos que una jamás debería ponerse. Pues bien, ahí va, con todos ustedes, el fondo de armario que Isabel Preysler nunca tuvo. En estricto orden alfabético porque, la verdad, no sé cuál es la peor de todas estas prendas:

La americana cruzada con botones dorados y pañuelo en el bolsillo. O, en general, cualquier cosa que Marc Ostarcevic pudiera ponerse. Es un truco infalible para saber si algo es hortera o no, pregúntate a ti mismo, ¿Marc Ostarcevic lo llevaría? Si la respuesta es sí, huye.

Los bombachos o popularmente conocidos como pantalones cagaos. Ni en la versión MC Hammer (can’t touch this) ni en la versión actual cuelan: sientan mal, hacen paticorta, se arrugan una barbaridad y si además tienes un poco de culo te harán un efecto pañal poco estético para cualquier ser humano de más de 3 años de edad.

Las botandalias. Una demostración científica y comprobable de que si el contubernio de diseñadores quiere, nos acabamos poniendo cosas tan absurdas como un tipo de calzado que es mitad sandalia mitad bota, ¿qué sentido tiene ponerse esto?



Pues ninguno.

El color carne. Que no el color “nude”. Lo mismo que los colores hueso, marfil o vainilla no son exactamente igual a amarillo clarito, el nude y el color carne no son lo mismo. Para nada. Lo que diferencia al uno del otro es si quedan bien o no. Esto es color carne. Esto color nude.

El rollo cazador. Si eliges el camuflaje, porque es más propio de adolescente de la América profunda con padres creacionistas que un buen día coge el rifle de papá y se carga a todo el instituto, empezando por las animadoras y siguiendo por el grupo de debate. Si eliges el barbour y el sombrero, se cae en el estilo Franco de cacería en el Pazo de Meirás. No hace falta que diga que ninguno de los dos looks es tendencia, al menos este año.

El estampado de animal. Es una horterada, por mucho que Dolce & Gabanna o Cavalli se empeñen en ponerlo de moda. Ni aún llamándolo “print animal”, el estampado de tigre, cebra, leopardo, vaca… me da igual, es bonito de ver. Además, si sumamos los elementos estampado animal + rosa + dorados tenemos el look ideal para ser tronista de “Mujeres, Hombres o Viceversa” o protagonista de “Princesas de barrio”:


Vane, tía, no sé qué ponerme para el casting de Tele 5...

Las gafas de pega. Con montura negra, un poco grandes, sin graduar. Repito SIN graduar. Y a veces hasta sin cristales (repito SIN cristales), que ahora llevan las estrellas del pop para hacerse los intelectuales. Empezaron los cantantes de r&b, supongo que para que ningún despistado les confundiera con un rapero de esos que un día se pica con otro y se lían a tiros. Y hemos acabado viendo cosas como ésta:


El peto vaquero, una prenda que sólo favorece a los menores de 5 años (y no a todos) debe desaparecer del armario. Además tiene el poder de teletransportar al que lo lleva a antes del año 85; si eres un hombre adulto que lleva peto vaquero, te tomarán por un componente de Village People, si eres una mujer adulta con peto vaquero, te tomarán por Blossom. Y eso por no hablar de los problemas que da cada vez que quieres ir a ver al Señor Roca…

Los sujetadores con tirante transparente. Aclaremos términos, ni translúcido es lo mismo que transparente, ni transparente lo mismo que invisible. Que se vea el tirante del sujetador puede ser un poquito feo, pero pasa a ser directamente horroroso si lo que se ve es un tirante transparente de plástico comprado en el chino con la intención de lucir top asimétrico. Nena, cómprate un sujetador sin tirantes y eso sí, asegúrate de que no te va a hacer montañitas en el escote.

Trikini, sólo recomendable para lucir tipazo (de tenerlo) a bordo del yate de tu amante/esposo/somos amigos y nos estamos conociendo, mientras sabes que los paparazzi te están fotografiando. Aúna lo peor del bañador con lo peor del bikini: incómodo para tomar el sol, incómodo para nadar, enseña mucha carne y queda fatal. Además, es lo único que tienen en común Ana Obregón, Belén Esteban y Paris Hilton, ¿no ese motivo suficiente para sacarlo del armario, quemarlo y negar hasta el fin de tus días que una vez, en rebajas, te compraste uno?

Los zapatos en punta. Últimamente ya casi no se ven (loado sea el Señor) pero hubo una época en la que comprarse zapatos equivalía a destrozarse el meñique. Pero es que además de feos, incómodos y destrozadores de juanetes, los zapatos en punta tenían el don de hacer que un ordinario número 39 pareciera un desmesurado 42, con lo feo que está en una señorita tener un pie grande.

Y con esto, amigos, acabamos el decálogo del anti fondo de armario. Sí, sé que son 11 cosas, pero es que soy así de generosa. Considerad la última como un extra de dvd.

lunes, 7 de marzo de 2011

Hasta el moño

Todo tiene su límite. Hasta lo excelente. Por ejemplo, mi límite para los dunking donuts es de 4 y un mordisco del quinto. A partir de ahí los aborrezco y no vuelvo a comerlos. Si fuera de ciencias podría hacer una fórmula matemática para calcular cuándo volveré a comerme un dunking donut si la última vez que me pimplé cuatro y un poquito (y de postre, que es de ser burra, pero burra-burra) fue en abril del 2008 y todavía no he repetido.

De todo hay un cupo. Y de temas, también. ¿Necesitamos oír más sobre el día en que Belén Esteban abandonó Ambiciones? Pues no. Y de todos estos temas, que nos tienen hasta el moño...


Este bonito y sencillísimo moño va dedicado a mis amigos valencianos,que estarán ahora precisamente hasta el ídem de las Fallas.

...tampoco:


“Lo mala que es la SGAE”. Ni los bancos, ni ZP, ni la Campanario, ni los controladores aéreos… en España el ente más odiado es la SGAE. ¿Se lo merecen?, ¿tienen el peor asesor de imagen que existe?, ¿es todo por culpa de Ramoncín? Francamente querida, eso no me importa.

“La piratería”. Ya sea a favor o en contra, me hartan tanto los que reclaman su derecho inalienable a bajarse todos los discos de Melendi como los que creen que compartir archivos en Internet es un delito y un robo y una cosa digna de morir quemado en el Infierno. Ninguno de los dos parece capaz de dar soluciones justas, pero tienen una capacidad ilimitada para escribir posts incendiarios y perder el tiempo con el tema en las redes sociales.

“La prohibición de fumar en los bares”. Como no he fumado ni de adolescente (bueno, una vez me fumé un paquete de Marlboro light y también probé el Fortuna) esto me la repampinfla todavía más.

“El límite de 110 kilómetros/hora”. Pues tampoco tengo coche, fíjate tú por dónde.

“La conspiranoia”, es decir, aquellos que ante la cantidad de estados de Facebook que provocan estos temas responden elaborando una teoría de conspiración que afirma que todas estas noticias surgen para desviar la atención de los auténticos problemas. Eso sí, se guardan de decir quién las saca: ¿es un contubernio entre Europa Press y los judeo masónicos, que siempre han sido muy de contubernios? Tampoco dicen quién las idea: ¿hacen brainstorming en el Parlamento?, ¿hay un MBA en Georgetown para especializarse y dedicarse a eso?, qué bonito momento ese en el que buscas tema de conversación con los desconocidos trajeados que te rodean en la mesa de la boda de un primo segundo y dices: “¿y tú a qué te dedicas?” “pues yo creo noticias para desviar la atención de las masas”, “ah, qué interesante, yo podría dedicarme a eso que tengo mucha imaginación”.

Y por supuesto, cómo no, faltaría más, la crisis. La bendita crisis. Que revolotea alrededor de todos estos temas uniéndolos como en un pasatiempo de unir puntos:

Porque puedes decir que qué vergüenza que con la crisis que hay la SGAE recaude tanto dinero. O que la prohibición de fumar en los bares es una excusa para desviar la atención de la crisis. O que la piratería se debe a que la gente no quiere gastar dinero en cultura (que eso siempre ha sido tirar el dinero a la basura, todo el mundo lo sabe) porque la crisis aprieta mucho. Y así hasta el infinito y más allá.

Todos temas cansinos, repetitivos, que ahondan en esa costumbre tan española de quejarse mucho y no aportar nada, pero nada de nada, para solucionar el problema. Quién quiere soluciones con lo que desahoga poner a caldo a los “malos”: políticos, banqueros, internautas, da igual mientras sean una especie de ente abstracta con la que no te van a enfrentar nunca cara a cara. Por eso (y porque todos me mandáis enlaces sobre moda o cotilleos y porque cuando pedís posts, pedís cosas sobre moda o cotilleos, y me siento muy frívola y quiero enmendarlo un poco, al menos hoy) aporto aquí un granito de arena. No es la panacea, pero sí una solución al alcance de todos. Se llama banca sostenible, son bancos que han aparecido tras el éxito de las iniciativas de microcréditos en el Tercer Mundo. Básicamente, son bancos que te dicen dónde invierten tu dinero; no se dedican a la inversión de alto riesgo, ni a la especulación, y por eso tampoco ofrecen grandes tipos de interés. Porque, amigos, ¿la culpa de la crisis no la tenía la burbuja inmobiliaria y la especulación bancaria? Pues podemos hacer algo al respecto. Algo sobre un tema que, este sí, es importante de verdad.

Y el próximo post ya veré si lo hago sobre cómo las chicas de Supermodelo han cazado novio rico (como pedía Andrea por Facebook) o de esos complementos de moda que nunca debieron inventarse (como pidió R. en un post).

Se admiten más sugerencias...