miércoles, 25 de junio de 2008

Bienvenido, Simón

Se llama Simón.

Ni José Luis, ni Ángel María, ni Ariel, ni Yuyu, ni Baldomero, ni Bubu, ni Plácido, ni, por supuesto, Chumino o Escroto.

Simón.


Hola, buenas, ¿qué tal?


Tiene unos tres meses, es blanco con una mancha gris en la cabeza y hace lo que todos los gatos a su edad: dormir. Duerme unas 18-20 horas al día. El resto del tiempo juega.

Juega con los cables, juega con los pañuelos de papel que se caen al suelo o que el saca de los bolsos, juega con los propios bolsos:


Juega con la alfombra, juega a trepar por el sofá, a morder mis zapatillas de estar por casa, a cazar moscas (y luego comérselas), juega con las cortinas de la habitación:



Juega a morder mis brazos, mis piernas, mis pies:

Obsérvese que está abriendo la boca todo lo que puede. Su intención es comerse mi pie, pero yo calzo un 39 y eso no es tan fácil.

Juega con una pelota de goma, con los boligrafos, las gomas de pelo, las pinzas de tender la ropa, hasta las pinzas de depilar, todo vale siempre y cuando caigan en su territorio: el suelo. Juega hasta con la cuerdecita que cuelga de la cámara de fotos:


Y si lo coges en brazos y le acaricias el cuello ronronea fuerte, tanto que parece que estuviera roncando.

Simón llegó a casa como los huerfanitos de las películas: alguien llamó a la puerta, fui a abrir y me lo encontré al lado de mi puerta, metido en una cesta. No es que una gata madre soltera lo dejara ahí, fueron mis amigos que sabían que mi anterior gato, Benito, había muerto y consiguieron a Simón para regalármelo.

Como mi madre muy bien dijo cuando se lo conté, "cuánto te tienen que querer tus amigos para hacerte una sorpresa así". Esos amigos son (por riguroso orden alfabético): Alegría, Ángela, Bea, Berta, Esther, Gorka y Mariano.

Muchísimas gracias a todos por traerme a Simón. Él está sano, come bien (se come su pienso e insiste en comerse mi jamón, pero yo no le dejo), ronronea fuerte, juega como un loco y duerme como un bendito:


Yo diría que es feliz.

viernes, 20 de junio de 2008

Ciencia ficción

Imagina que vives en un pueblo.

En concreto, un pueblo alemán, de la cuenca del Rin, con sus casas bajas, su paisaje verde y su estilo horterilla de película de Sissí Emperatriz.

Pero un pueblo, a fin de cuentas, donde nunca pasa nada hasta que un día oyes follón en la calle: policía, bomberos, ruido de tumulto, y dices: uy, a ver si hoy sí que ha pasado algo... Y te encuentras con esto:

¿Qué es esto? ¿el rodaje de "Independence Day 2"? ¿Uno de esos anuncios espectaculares de Coca-cola o de Sony Bravia? ¿Un fotomontaje?

No. Es real.
La cosa metálica gigante es, en concreto, un espectómetro. Pieza necesaria para la construcción de un detector de neutrinos. ¿Cómoooo? ¿Lo qué? ¡Si yo soy de letras puras y no doy ciencias desde el instituto! Digamos resumiendo y a lo bruto, que el neutrino es una partícula tan pequeña pero tan tan pequeña que su presencia sólo se ha intuido tras hacer montones de fórmulas matemáticas. Es incluso más pequeña que las partículas que componen un átomo.

Uy, un átomo ¿Y eso qué era? Gracias al sistema educativo, a profesores hartos del trato diario con adolescentes y a clases soporíferas, nos han logrado convencer de que la ciencia es un auténtico coñazo. Pero no es verdad.

Un átomo es la partícula más pequeña de un elemento químico que mantiene las propiedades de ese elemento. Todo lo que nos rodea está compuesto de elementos químicos y por tanto, todo lo que nos rodea está compuesto de átomos que, a su vez, se componen de neutrones, protones y electrones. Si nos retrotraemos a las clases de física y química del insti recordaremos que el neutrón no tenía carga eléctrica pero los protones sí: carga positiva, y los electrones negativa. Pero lo más interesante de todo eso, qué curioso, no lo contaron en clase.
Los átomos son, ante todo, y a su escala, espacio vacío. Vamos, que hay mucho hueco entre los electrones y el núcleo del átomo, que es donde están los protones y los neutrones. Por tanto, cuando dos objetos chocan en el mundo real (a nuestra escala, no a la de los átomos) en realidad no están chocando, sino que se están repeliendo gracias a las cargas eléctricas. Si no fuese por ellas seríamos perfectamente capaces de atravesar las cosas, igualito que Patrick Swayze en "Ghost". Cuando te sientas en una silla no estás verdaderamente sentado allí, sino levitando, pero a una escala tan mínima y tan imperceptible para nosotros que tenemos la sensación física de estar sentados sobre la silla.

En definitiva, y en contradicción con todo lo que nos enseña el bachillerato, la ciencia es algo fascinante, cercano a la ciencia ficción. Que nos descubre que realmente existen otros mundos en este mundo, sólo que a escalas distintas a la nuestra. Si os ha picado la curiosidad y queréis saber más, corred a comprar "Una breve historia de casi todo", fantástico libro del periodista Bill Bryson.

Bryson, además de pinta de enano de jardín, tiene un cerebro privilegiado. En su libro explica, siempre de forma amena, las bases de la física, la química, la geología, la astronomía. Sin errores, con palabras sencillas y hasta con humor, porque los científicos que protagonizan los grandes hitos de la ciencia solían ser auténticos frikis.
¿Es descabellado pensar que si se pudieran manipular los protones y electrones podríamos ser capaces de atravesar las cosas? ¿Algún laboratorio del mundo lo está intentando? No lo sé. Pero lo que sí sé es que se está investigando para viajar en el tiempo. Con los aceleradores de partículas se pretende crear agujeros de gusano, algo así como un atajo entre espacio y tiempo, con la forma de un agujero negro con entrada y salida. Según la teoría de la relatividad de Einstein es posible hacerlo. Y con este fin último, crear un agujero de gusano, los científicos tienen que construir montones de aparatejos que parecen sacados de un capítulo de Battlestar Galactica como el sincrotón superprotónico, la cámara de reacción electrón-positrón o el espectómetro de 200 toneladas que atravesó el pueblo alemán.
¿Cómo? ¿Que os habéis perdido? Bueno, yo tampoco tengo ni idea de en qué consiste eso del "acelerador de partículas" ni porqué acelerándolas va a salir un agujero de gusano. Pero seguro que Bill Bryson sí lo sabe. Comprad su libro, de verdad que merece la pena.

miércoles, 11 de junio de 2008

Tópicos utópicos

Laale existe. Nunca publica en el blog, pero existe. Y como prueba adjunto un video cuyo enlace ella misma me envió hace poco. Pertenece a una película real, llamada "El desfiladero de la muerte", un western de serie B de finales de los 50. Nadie se acordaría hoy de esta película perfectamente olvidable si no fuera porque retrata la vida de los colonos vascos recién llegados a Estados Unidos. ¿Y cómo eran los vascos de aquella época?

Si queréis averiguarlo, dadle al play.




No sé qué es más surrealista, si eso de que se comuniquen con el irrintzi, o que todos lleven boina, que usen la cesta punta para golpear a los indios o que salten por las montañas como si debajo de las rocas hubiera, en realidad, una cama elástica.

Está claro que alguien del equipo de "El desfiladero de la muerte" no hizo sus deberes: o bien el documentalista pasó de todo, o ni siquiera contrataron a uno o bien decidieron que la licencia poética era más importante que otros conceptos como, por ejemplo, la lógica o la verdad. O quizá puede que realmente pensaran que estaban haciendo cinema verité y que, de verdad, los vascos saltan más que Sergei Bubka y sin pértiga ni nada, que por algo son vascos, pues.

Esto último no es tan descabellado porque, a ver, ¿cuántos tópicos manejamos gracias al cine? Pensamos que en la época del salvaje Oeste los duelos eran una cosa de lo más normal, y que cualquiera tenía una puntería de aúpa. Creemos que en el futuro la ciencia habrá avanzado lo suficiente como para que nos transportemos gracias a la velocidad de la luz y, sin embargo, la moda seguirá igual que ahora. Estamos convencidos de que en N.Y. se liga hasta yendo al supermercado. Y todas estas ideas son falsas. Sobre la última tengo mis dudas, porque no he estado nunca en Nueva York, pero tengo amigas que sí y me han asegurado que ningún joven atractivo (ni no atractivo, ni no joven, vamos, nadie) se ha acercado a invitarlas a un café como tan a menudo sucede en "Friends" o "Sexo en Nueva York".

¿Cuál es el tópico generalizado por el cine que más rabia os da?
Y, como siempre, el repaso habitual a las proyecciones de "Bichos raros", este viernes, día 13, a las 20:30 se proyecta en Valladolid, dentro de una selección de los cortometrajes participantes en la pasada edición del festival Contraplano.

miércoles, 4 de junio de 2008

Una recomendación doble

Yo quería esperar a un estreno a lo grande. En una pantalla de cine, con copas (preferiblemente gratis) después y, para qué negarlo, con Fran Perea en persona pululando por ahí y provocando risas pavas a su paso.

Pero "La aventura de Rosa" ya se ha estrenado en un circuito muy masivo, aunque todavía no regale copas, youtube. Así que aquí tenéis la primera recomendación: el cortometraje de Ángela Armero, guionista, rubia, majísima, amiga y además ahora directora. Es una comedia sobre qué pasaría si nuestras vidas de repente fueran como un libro de aquella serie "Elige tu propia aventura" y pudiéramos elegir con la tranquilidad de que siempre puedes volver atrás, ¿mejoraría algo? Ahhhhh, yo no os voy a decir cómo sigue el corto, tendréis que pinchar abajo para saciar vuestra curiosidad.




Aviso previo a las féminas: el visionado de este cortometraje suele provocar un efecto de risa nerviosa con cada uno de los primeros planos de Fran Perea.


Auguro un futuro lleno de premios para este corto. Y auguro más, estoy convencida de que el año que viene lo seleccionan en la Mostra de curtmetratges Doctor Mabuse. Es una muestra no competitiva donde se proyectan los mejores cortos del año anterior y se proyectan ni más ni menos que en la Plaza del Rey, en pleno barrio gótico de Barcelona:

Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Además, me consta, porque también son amigas quienes lo organizan, y las he visto sufrir encargándose de todo, que es una muestra casi artesanal, donde los patrocinadores no dan un euro, sino que prestan unas sillas o una pantalla para proyectar. Sin embargo consiguen algo que ningún otro festival que yo conozca hace: proyecciones al aire libre, en pleno casco histórico, y gratuitamente.

Este sábado día 7 proyectan "Bichos raros" junto a otros cortometrajes como el bizarrísimo y divertidísimo "Made in Japan" y el multipremiadísimo "Padam". Como yo soy una malqueda y no voy a poder ir os animo a todos los que podáis, la entrada es gratuita aunque hay que reservarla antes. Y si este año no va bien, el que viene, cuando seleccionen "La aventura de Rosa". Más información sobre la mostra, aquí.